23 de agosto de 2011

La JMJ y la moral del rebaño

Algunos me conocen por mi desprecio hacia toda doctrina que promueva una actitud de rebaño lleno de propaganda, sea política, religiosa o de cualquier tipo. Pero entiendo que para muchas personas la creencia en una religión sea una necesidad. Por tanto, y como por mi perspectiva humanista no es mi fin acabar con aquello que mantiene a un individuo esperanzado -aunque no lo comparta-, sabréis que en las siguientes líneas reivindico el papel y el sentido de la religión que tuvo en su origen. Y es que, tras una semana entera dedicando los noticiarios casi exclusivamente a la JMJ, tengo algo que decir. El descontento que hay para con la religión, sobre todo la cristiana, es por ganarse a pulso que se haya convertido en mero espectáculo. Parecía una representación teatral o una gira de la última...

20 de agosto de 2011

La vulgaridad, según Friedrich Nietzsche

Permitidme que comparta con vosotros un fragmento de la obra del filósofo alemán Más allá del bien y del mal, con el que me siento bastante identificada y puede esclarecer muchas cuestiones que acontecen actualmente: Las palabras son signos-sonidos de conceptos; pero los conceptos son signos-imágenes, más o menos determinados, de sensaciones que se repiten con frecuencia y aparecen juntas, de grupos de sensaciones. Para entenderse unos a otros no basta ya con emplear las mismas palabras: hay que emplear las mismas palabras también para referirse al mismo género de vivencias internas, hay que tener, en fin, una experiencia común con el otro. Por ello los hombres de un mismo pueblo se entienden entre sí mejor que los pertenecientes a pueblos distintos, aunque éstos se sirvan de la misma lengua;...

4 de agosto de 2011

Sus manos

Siempre me han gustado los masajes corporales. Y pensaréis...¿a quién no?. Pero para mí es algo que va más allá del mero hecho de recibir algo agradable. Os aseguro que en mi vida me han dado muchos masajes, pero muy pocos pueden llegar a ser una verdadera experiencia espiritual. Y dicha experiencia la he podido vivir en mi último viaje a Granada. Entré en la habitación, donde todo eran sensaciones: la música, el aroma del incienso, la luz ténue... Casi me desnudé completamente y me tumbé en la cama. Sentí el peso de mi cuerpo, dejándolo relajado y haciendo respiraciones profundas y lentas. Sentí el aroma del suave incienso que envolvía la...

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