Algunos me conocen por mi desprecio hacia toda doctrina que promueva una actitud de rebaño lleno de propaganda, sea política, religiosa o de cualquier tipo. Pero entiendo que para muchas personas la creencia en una religión sea una necesidad. Por tanto, y como por mi perspectiva humanista no es mi fin acabar con aquello que mantiene a un individuo esperanzado -aunque no lo comparta-, sabréis que en las siguientes líneas reivindico el papel y el sentido de la religión que tuvo en su origen.
Y es que, tras una semana entera dedicando los noticiarios casi exclusivamente a la JMJ, tengo algo que decir. El descontento que hay para con la religión, sobre todo la cristiana, es por ganarse a pulso que se haya convertido en mero espectáculo. Parecía una representación teatral o una gira de la última...