10 de mayo de 2011

Miembros y miembras

En estos días de campaña electoral mis retinas sufren como en ninguna época del año. Pero para que mi intervención no me lleve más de unos cuantos caracteres solo me centraré una vez más en el plano lingüístico.

Porque una vez más los políticos demuestran su ignorancia INTENTANDO erradicar la discriminación de la mujer haciendo uso de ese doblete ya tan conocido por todos: ciudadanos y ciudadanas, niños y niñas, alumnos y alumnas... y para qué seguir.

Hoy en día, más por motivos políticos, que por los estrictamente lingüísticos, estamos asistiendo a lo que podríamos calificar de aberración morfológica. En lugar de hacer uso de una útil herramienta del español como es el masculino genérico para hablar de un colectivo, se empeñan en forzar la distinción. Lo cual, acarrea un nuevo problema: ¿Qué se pone primero: ciudadanos.... o ciudadanas?


Es bien sabido que de los géneros gramaticales, el masculino, en contraposición con el femenino, es el más extenso y el menos marcado. Y esto quiere decir que es capaz de adoptar y englobar significados femeninos y no así el femenino (por lo general). Cuando lo utilizamos, no hacemos tal distinción y fusionamos ambos géneros en uno solo.
¡Como si las mujeres no nos sintiésemos identificadas cuando el Rector dice "alumnos de la Universidad de Sevilla...!

Este doblete del que pecan los políticos sobre todo, para más inri, va en contra de una ley viva en cualquier lengua: la economía lingüística (decir lo máximo empleando lo mínimo). Es un recurso antirrentable. ¿Y la concordancia de los adjetivos? ¿también se haría repitiendo los mismos en masculino y femenino?...

2 reacciones verbales:

También existen términos neutros, que no van contra la dichosa "ley de la economía lingüística" (alumnado, docente, habitante...). Si el masculino ha llegado a ser el género más extenso es porque durante siglos se nos ha omitido en la vida pública. En cuanto al orden de ciudadanos/ciudadanas, yo abogo siempre por el alfabético, como en todos los nombres que hay que ordenar bajo un criterio neutro.
Ante este tema siempre digo una cosa: puedes decir que tu orquesta está compuesta por un cuarteto de cuerda, puedes decir que está compuesta por violines, viola y violonchelo, pero no puedes decir que está compuesta por violines. Y yo lo siento mucho, pero no soy un violín, ni soy un alumno.
Quizás no es lo más importante del mundo, pero lo subliminal puede resultar muy dañino.

Yo no entiendo el género masculino como sexo masculino, por lo tanto, que se use un sufijo masculino no me da a entender tal discriminación.

Y también hay que reconocer que hay oficios en los que se ha omitido a los hombres.

Un ciudadano por tanto nos e debe entender como un hombre que vive en una ciudad, sino como un ser humano que vive en una ciudad. Que los sufijos no nos engañen.

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