30 de septiembre de 2011

Estimado Artur Mas

No es mi intención exaltar lo andaluz. De eso ya se está encargando Cruzcampo, de manera más/menos acertada. Esta vez pretendo aclarar ciertos aspectos del andaluz en el campo lingüístico. He de decir que no soy filóloga ni experta en semiología o similar, pero durante la carrera he cursado varias asignaturas relacionadas que me permiten exponer de manera argumentada -espero- mi postura.

A juicio de muchos- me incluyo -, se está atacando al andaluz de manera injusta debido a la ignorancia.
Y es que ¿quién no ha escuchado alguna vez eso de "Los andaluces no sabéis hablar"?
Se trata de una modalidad lingüística del español tan digno como el resto. Pero por injustas valoraciones socioculturales, el que un catalán diga "can Jordi" está bien visto y que yo, como andaluza, pueda llegar a decir "ca Paco", no.

Pues bien, seré clara y concisa:

El español, que incluye a todos sus dialectos y modalidades, es un diasistema heterogéneo. Es la suma de todos los hablantes de español durante toda la historia de la lengua.

No se debe presuponer el predominio de una sola lengua, que es la modalidad culta y escrita, y que el resto sean incorrectas.

La lengua estándar, el conjunto de normas y reglas que definen los usos correctos en el campo de la ortografía, gramática y diccionario, es un código ejemplar y que nadie utiliza de forma concreta. Es un ideal y es inexistente.

Hemos de adecuar nuestros registros según nuestro auditorio y situaciones. Es lo que se llama la variación diafásica de la lengua. Las circunstancias. Por lo tanto, el uso que hagamos de la lengua será correcto siempre y cuando nos adecuemos al auditorio y no dañe el sistema lingüístico.

Creo que el profesor Coseriu no puede dar un acercamiento más unitario a los problemas actuales del español, que como vemos tienen que resolverse en dos sentidos. Aceptar que la norma castellana no puede seguir siendo la única en la que se base la norma de español ejemplar peninsular, y que una norma ejemplar de español peninsular no puede seguir siendo la única válida, excluyendo al español de América, como norma ejemplar de nuestro idioma común. En este sentido, el andaluz puede convertirse en el eslabón más importante de esta cadena llamada lengua española que a todos, españoles y americanos, nos une tan dulcemente, tan libremente.

12 de septiembre de 2011

EL VÍNCULO ENTRE LA MÚSICA Y LA LITERATURA

La relación entre la música y la literatura, entendida ésta última en sentido amplio, ha sido y es una
de las más antiguas y fructíferas que se han producido entre las manifestaciones artísticas habidas
hasta ahora.

La poesía nos hace ver el mundo con ojos distintos al que el uso nos marca en el diario discurso del
vivir. De ahí que sea un mundo de creatividad y de libertad -entendiéndose por ser libre la libertad
de sentir y de entender-. Y estos mismos elementos son los que también se pueden experimentar
con la música, por lo que son múltiples las comparaciones y analogías que se pueden hacer de
ambas artes.

Si bien la poesía tiene su propia música con los colores del lenguaje y el resplandor poético,
inexistente sin su ritmo, existe esta otra forma, la de convertirla en canción. Este híbrido surgió en
España en los años 70, en un momento de reivindicación política y de rescate de poetas afectados
por la Guerra Civil Española. Una época en la que varios cantautores difundieron la poesía hacia
otros parajes aproximándola a un público que tal vez no la conocía en su forma original o, si bien la
conoció, encontró en esta unión otra manera de expresar el arte.

Así, encontramos músicos como Paco Ibáñez o Joan Manuel Serrat, entre los más destacados, que
han musicalizado la poesía, popularizándola. Un ejemplo de ello lo podemos observar en el poema
La poesía es un arma cargada de futuro, de G. Celaya, y al que Ibañez le otorga melodía para
reivindicar así la “poesía-herramienta”. Esto es, un tipo de poesía que no se caracteriza por ser una
obra de perfección estética en el plano lingüístico, si no que reivindica aquello que nos une y que
compartimos: “es algo como el aire que todos respiramos”.
Otros cantautores destacados en esta rama fueron Patxi Andión, Joaquín Sabina, Amancio Prada,
Rosa León, Luz Casal y Ana Belén.

Han pasado mas de 20 años de Andaluces de Jaén o de A galopar y no han perdido su sentido
fundamental de poesía al servicio del conocimiento de la emancipación individual y social hoy son
una crítica desnuda y directa contra los sucesivos enemigos de esa emancipación.

Otro ejemplo cercano a la literatura sería alguno de los muchos palos que tiene el flamenco como
complemento o introducción a la lectura de Poema del Cante Jondo de Federico García Lorca. Y es
que una obra tan relacionada con la cultura musical de un pueblo debe y necesita la aportación
musical de su protagonista: el flamenco. Es por ello que para una completa comprensión y disfrute
de los poemas que lo componen es necesario apreciar su componente lingüístico pero también
saber valorar el componente musical subyacente.

De hecho, según el propio Federico, el flamenco (o cante jondo), no es otra cosa que la
manifestación particular, directa y viva del sentir de su gente “no es cuestión de facultad, sino de
verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; de viejísima cultura, de creación en acto. Este “poder
misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica” es, en suma, “el espíritu de la tierra”.

En este ámbito merece especial atención Calixto Sánchez o el recién fallecido Enrique Morente,
éste último, conciudadano de Lorca, a quien dedica su disco Omega (1996). Ya en la portada del CD
se nos explica que Omega no es otra cosa que “la visión de Enrique Morente sobre Poeta en Nueva
York de Federico García Lorca”, una de las composiciones más modernas y vanguardistas del poeta
en la que se muestra toda la habilidad artística e innovadora de Federico.

Dentro del género del rock español, Extremoduro fue el primer grupo que usó la música para
evadirse mediante la poesía. Aunque contiene dosis de letras duras, Roberto Iniesta -líder de la
banda- se ha servido de poetas como Machado, Neruda, Miguel Hernández, Marcos Ana, etc. Cabe
destacar el disco titulado Poesía básica que grabó junto a Fito Cabrales para hacer tributo al poeta
Manolo Chinato, cuya función era dar musicalidad a versos del poeta.

Uno de los grupos que siguieron esta línea fue Platero y tú, nombre que hace alusión a la famosa
obra de Juan Ramón Jiménez: Platero y yo.

Los Suaves son otro grupo que ha buscado transmitir poesía a través de sus letras. Entre ellas hay
una canción que hace referencia a Juan Goytisolo y que también fue musicalizada por Paco Ibáñez.

Por otro lado, Tierra Santa y Marea han adoptado los versos de Espronceda y Lorca
respectivamente, siendo el primer grupo un caso especial al hacer uso también de mitos griegos y
fábulas de la literatura universal.

También, músicos como Loquillo han evolucionado hacia el intimismo con el paso de los años,
mientras que otros, como el mencionado Roberto Iniesta descubren a poetas en el olvido como
Santos Isidro Seseña, del que recita unos versos en su canción Salir, o escriben su segundo libro de
poesía, como ha hecho Kutxi Romero.

De esta forma queda demostrada la profundidad del rock español a pesar de la poca repercusión
que tiene en los medios de comunicación tradicionales, aunque no olvidemos que también ha
ayudado junto a las nuevas tecnologías y el mundo audiovisual, ha incrementar la posibilidad de
conocer y aproximarnos a las obras maestras de la literatura adaptándolas, actualizándolas y
versionándolas, sin perder la esencia del producto original.

Como se ha visto a lo largo de estos párrafos, la relación entre literatura y música produce
resultados muy variados, pero siempre satisfactorios, desde una simple poesía cantada hasta
proyectos de colaboración más complejos que involucran a músicos, escritores, arreglistas, etc.
Gracias a la música, miles de personas han descubierto el universo trascendente de la poesía. Los
musicalizadores citados anteriormente, representan a la antigua tradición de trovadores que, con
sus guitarras y su canto, revelaban hechos terribles y nobles, como también los sentimientos mas
profundos que albergan el corazón de los seres humanos.
Y es que en estos tiempos de ignominia y donde la crueldad se extiende casi sin darnos cuenta, en
una sociedad fría y cada vez más tecnológica, aún hay mucha gente mundo que escucha una
canción o lee un poema.

23 de agosto de 2011

La JMJ y la moral del rebaño

Algunos me conocen por mi desprecio hacia toda doctrina que promueva una actitud de rebaño lleno de propaganda, sea política, religiosa o de cualquier tipo. Pero entiendo que para muchas personas la creencia en una religión sea una necesidad. Por tanto, y como por mi perspectiva humanista no es mi fin acabar con aquello que mantiene a un individuo esperanzado -aunque no lo comparta-, sabréis que en las siguientes líneas reivindico el papel y el sentido de la religión que tuvo en su origen.

Y es que, tras una semana entera dedicando los noticiarios casi exclusivamente a la JMJ, tengo algo que decir. El descontento que hay para con la religión, sobre todo la cristiana, es por ganarse a pulso que se haya convertido en mero espectáculo. Parecía una representación teatral o una gira de la última estrella del rock y todo el mundo con dos dedos de frente era consciente de ello.

El cristianismo se equivoca al escoger la vía masiva para difundir la fe de la manera en que lo ha hecho y seguirá haciendo. La religión, sea cual sea, es esencialmente un vínculo del individuo con Dios. Y no creo que esa espiritualidad tenga mucho que ver con los confesionarios de quita y pon, los banderines, las tunas, las aclamaciones, los caballos andaluces, los vítores y las recepciones de los políticos.

Todo lo masivo corrompe al espíritu libre de la que soy partidaria. Y la Iglesia ha manifestado en esta última aparición su obsesión por llegar a las masas. Todo ello, como vengo diciendo, está deteriorando el mensaje esencial del cristianismo. Ya se sabe que toda doctrina requiere de un rebaño, así que luego no se quejen si despreciamos, no a Dios como se nos atribuye, sino a que se hagan de ese modo las cosas. La espectacularidad casa muy mal con el mensaje cristiano, una religión que surgió muy vinculada al desarrollo del individuo y a las pequeñas comunidades.

Por un lado, si “todos somos iguales ante Dios” que me expliquen esa tarifa preferencial basada en un descuento del 80% que le han hecho a los jóvenes inscritos para el transporte público. Si es que se la están cargando. Qué demonios, ¡se la han cargado!.

Y por otro lado, el Papa le ha dicho a los seminaristas que hagan caso omiso al espíritu ateo que hay en el ambiente. Vaya, parece que hay pocas ganas de autorreflexión en la Iglesia. Un lugar donde, precisamente, se debería fomentar la meditación y el pensamiento introspectivo y dejar de vomitar tanto sermón. Esta Institución ganaría mucho más si buscase la respuesta al porqué de tal escepticismo, de ese descontento para con la clase eclesiástica.

En el otro bando tenemos al espíritu libre. Éste no encaja en ninguna religión. En el momento en que lo haga perderá por completo su independencia, su más poderosa virtud. Consecuentemente, sus libertades individuales, que le son inherentes y necesarias para su desarrollo, dejarán e ser individuales para pasar a ser propiedad del rebaño.

Un espíritu libre no acata valores creados por otros, sino que es fuente primordial de valores, un espíritu suficientemente fuerte y originario como para cuestionar lo establecido hasta ahora y formarse con contenido propio desde el principio.

Tal como postularon Marx y Nietzsche, pienso que la historia propiamente dicha comenzará cuando el hombre tome el destino en su mano y organice y dirija la sociedad racionalmente, de acuerdo con un plan consciente. Mientras tanto, la historia de la humanidad será la historia de la propaganda. Y que Dios nos coja confesados.

20 de agosto de 2011

La vulgaridad, según Friedrich Nietzsche

Permitidme que comparta con vosotros un fragmento de la obra del filósofo alemán Más allá del bien y del mal, con el que me siento bastante identificada y puede esclarecer muchas cuestiones que acontecen actualmente:

Las palabras son signos-sonidos de conceptos; pero los conceptos son signos-imágenes, más o menos determinados, de sensaciones que se repiten con frecuencia y aparecen juntas, de grupos de sensaciones.

Para entenderse unos a otros no basta ya con emplear las mismas palabras: hay que emplear las mismas palabras también para referirse al mismo género de vivencias internas, hay que tener, en fin, una experiencia común con el otro. Por ello los hombres de un mismo pueblo se entienden entre sí mejor que los pertenecientes a pueblos distintos, aunque éstos se sirvan de la misma lengua; o, más bien, cuando los hombres han vivido juntos durante mucho tiempo en condiciones similares (de clima, de suelo, de peligro, de necesidades, de trabajo), surge de ahí algo que “se entiende”, un pueblo.

En todas las almas ocurre que un mismo número de vivencias que se repiten a menudo obtiene la primacía sobre las que se dan más raramente: acerca de ellas la gente se entiende con rapidez, de un modo cada vez más rápido - la historia de la lengua es la historia de un proceso de abreviación -; sobre la base de ese rápido entendimiento la gente se vincula de un modo estrecho, cada vez más estrecho.

Cuanto mayor es el peligro, tanto mayor es la necesidad de ponerse de acuerdo con rapidez y facilidad sobre lo que hace falta; el no malentenderse en el peligro es algo de que los hombres no pueden prescindir en modo alguno para el trato mutuo. También en toda amistad o relación amorosa se hace esa misma prueba: nada de ello tiene duración desde el momento en que se averigua que uno de los dos, usando las mismas palabras, siente, piensa, barrunta, desea, teme de modo distinto que el otro. (El miedo al “eterno malentendido”: ése es el genius benévolo que, con tanta frecuencia, a personas de sexo distinto las aparta de uniones demasiado precipitadas, aconsejadas por los sentidos y el corazón - ¡y no un schopenhaueriano “genius de la especie” cualquiera -!)

Cuáles son los grupos de sensaciones que se despiertan más rápidamente dentro de un alma, que toman la palabra, que dan órdenes: eso es lo que decide sobre la jerarquía entera de sus valores, eso es lo que en última instancia determina su tabla de bienes. Las valoraciones de un hombre delatan algo de la estructura de su alma y nos dicen en qué ve ésta sus condiciones de vida, sus auténticas necesidades.

Suponiendo que desde siempre las necesidades hayan aproximado entre sí únicamente a hombres que podían aludir con signos similares a necesidades similares, a vivencias similares, resulta de aquí, en conjunto, que una comunicabilidad fácil de las necesidades, es decir, en su último fondo, el experimentar vivencias sólo ordinarias y vulgares tiene que haber sido la más poderosa de todas las fuerzas que han dominado a los hombres hasta ahora.

Los hombres más similares, más habituales, han tenido y tienen siempre ventaja; los más selectos, más sutiles, más raros, más difíciles de comprender, ésos fácilmente permanecen solos en su aislamiento, sucumben a los accidentes y se propagan raras veces.

Es preciso apelar a ingentes fuerzas contrarias para poder oponerse a este natural, demasiado natural, progressus in simile [progreso hacia lo semejante], al avance del hombre hacia lo semejante, habitual, ordinario, gregario - ¡hacia lo vulgar!

4 de agosto de 2011

Sus manos

Siempre me han gustado los masajes corporales. Y pensaréis...¿a quién no?. Pero para mí es algo que va más allá del mero hecho de recibir algo agradable. Os aseguro que en mi vida me han dado muchos masajes, pero muy pocos pueden llegar a ser una verdadera experiencia espiritual. Y dicha experiencia la he podido vivir en mi último viaje a Granada.

Entré en la habitación, donde todo eran sensaciones: la música, el aroma del incienso, la luz ténue... Casi me desnudé completamente y me tumbé en la cama. Sentí el peso de mi cuerpo, dejándolo relajado y haciendo respiraciones profundas y lentas. Sentí el aroma del suave incienso que envolvía la habitación recorriendo mis pulmones. Inhalar y exhalar... era lo único que tenía que hacer.


Allí conocí unas manos que sintieron, que avanzaron seguras y firmes por mi espalda, calmando el dolor, relajando mis músculos.
Diez dedos que vibraron, serenos y fuertes. Manos que adivinaron dónde me dolía y que jamás pensé que pudieran llegar a decir tantas cosas con ritmo sedante como una canción. Me atrevería a decir que llegaron a tocar mi alma. Algo de mí debió quedarse en esas manos. Ahora mi interior pide más.

Sorprendentemente, éstas, que ya tenían narcotizados mis sentidos, no fueron la única causa de mi placer. El aroma desprendido por el aceite que desplazaba las yemas de sus dedos hicieron cobrar vida las aletas de su nariz, que, con una gracia inexpresable, desembocaban en uno de los labios más sensuales que hayan visto mis ojos y que hace soñar en el milagro de una soberbia flor abierta en un terreno volcánico.

Me quedo con el recuerdo de esa chica que supo convertir el dolor en silencio y así devolver al alma su original sonrisa. La misma que con las huellas de ese amor dibujó en mi espalda, y que he de conservar como una cosa bella que se ha de echar de menos. Pero si alguien tiene la misma fortuna de descubrir las manos que digo, ojalá sepa apreciar su valor. Porque transfiguran la carne herida, y curan, a veces, hasta el corazón.

28 de junio de 2011

The Wall

Quisiera empezar mi comentario sobre la película de Alan Parker haciendo alusión al propio título. Como muchos sabéis, The Wall es uno de los álbumes de Pink Floyd que, a modo de metáfora, simboliza una barrera mental. Este muro, a su vez, está formado por múltiples ladrillos, los cuales hacen referencia a cada problema que se nos presenta en la vida. Y, consecuentemente, a cada problema que se suma, a cada ladrillo que pongamos, el muro nos va aislando cada vez más para así mantener un equilibrio enajenado libremente de los apuros físicos y emocionales de la vida.


Pink es el personaje principal de esta historia y presenta unos interesantes cuadros psicológicos reforzados con las letras de las canciones. Ello nos ayuda a comprender en parte la psiquis del ser humano, con una base psicoanalítica y edípica.

Pink Floyd hace una crítica al sistema y a los esquemas tradicionales de educación que están basados en la filosofía de “la letra con sangre entra” y en la mera memorización y aprendizaje lineal, destinados a crear sujetos sin pensamiento y sin capacidad crítica.
También por medio de los complejos que a Pink le dejó la muerte de su padre a corta edad, se muestra un incuestionable repudio hacia la guerra, y, concretamente, a la Segunda Guerra Mundial.

A partir de ese momento, su madre vuelca todo su amor hacia su hijo, pero su actitud se vuelve obsesivamente protectora, coartando la libertad de Pink y distorsionándole la realidad. Este vínculo tan fuerte que ambos tienen, hace que desconfíe de ellas – sobre todo tras la infidelidad que le causó la única chica que aparece en la película – y las termine asociándolas con monstruos. Ninguna mujer logra satisfacerle y experimenta un estado de desconexión y apatía permanente al sufrir un nuevo abandono.

Finalmente, todas estas situaciones traumáticas van haciendo que se distancie de los demás y de la sociedad en general, lo cual hace que vea las cosas distintas y que se imponga al capitalismo, la opresión, la guerra, la dificultad de comunicación, al tipo de profesores y a la alineación del ser humano como un ente sin sentido y producto de un sistema perverso.
En respuesta, recurre a las drogas. Debido a ellas y a sus amargos recuerdos, Pink cae en una espiral que lo conduce a la locura.

Por si fuera poco, con el fin de dotarle de toda la fuerza visual que se merecen estos temas, las imágenes reales se combinan con ilustraciones de Gerald Scarfe, llenas de simbología que hacen de esta película una obra maestra para todos los sentidos.



Pero no quisiera finalizar este comentario sin antes señalar que la infancia de Pink es muy similar a la infancia de dos de los miembros de la banda: Roger Waters, quien perdió a su padre en la Segunda Guerra Mundial y cuyos sentimientos se plasmaron en este álbum. Y en la etapa adulta, Syd Barrett , quien sufrió un colapso mental debido a su mente alterada por las drogas. Al combinar esas historias Roger Waters crea una aventura mística y perturbadora hacia las profundidades de la psiquis humana.

En último lugar y como anécdota, me gustaría añadir que el actor protagonista, Bob Geldof, fue miembro de la banda Boomtown Rats, cuyo tema principal es I don’t like Mondays y que podéis escuchar en este vídeo:



¡Hasta la próxima, camaradas!

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