4 de agosto de 2011

Sus manos

Siempre me han gustado los masajes corporales. Y pensaréis...¿a quién no?. Pero para mí es algo que va más allá del mero hecho de recibir algo agradable. Os aseguro que en mi vida me han dado muchos masajes, pero muy pocos pueden llegar a ser una verdadera experiencia espiritual. Y dicha experiencia la he podido vivir en mi último viaje a Granada.

Entré en la habitación, donde todo eran sensaciones: la música, el aroma del incienso, la luz ténue... Casi me desnudé completamente y me tumbé en la cama. Sentí el peso de mi cuerpo, dejándolo relajado y haciendo respiraciones profundas y lentas. Sentí el aroma del suave incienso que envolvía la habitación recorriendo mis pulmones. Inhalar y exhalar... era lo único que tenía que hacer.


Allí conocí unas manos que sintieron, que avanzaron seguras y firmes por mi espalda, calmando el dolor, relajando mis músculos.
Diez dedos que vibraron, serenos y fuertes. Manos que adivinaron dónde me dolía y que jamás pensé que pudieran llegar a decir tantas cosas con ritmo sedante como una canción. Me atrevería a decir que llegaron a tocar mi alma. Algo de mí debió quedarse en esas manos. Ahora mi interior pide más.

Sorprendentemente, éstas, que ya tenían narcotizados mis sentidos, no fueron la única causa de mi placer. El aroma desprendido por el aceite que desplazaba las yemas de sus dedos hicieron cobrar vida las aletas de su nariz, que, con una gracia inexpresable, desembocaban en uno de los labios más sensuales que hayan visto mis ojos y que hace soñar en el milagro de una soberbia flor abierta en un terreno volcánico.

Me quedo con el recuerdo de esa chica que supo convertir el dolor en silencio y así devolver al alma su original sonrisa. La misma que con las huellas de ese amor dibujó en mi espalda, y que he de conservar como una cosa bella que se ha de echar de menos. Pero si alguien tiene la misma fortuna de descubrir las manos que digo, ojalá sepa apreciar su valor. Porque transfiguran la carne herida, y curan, a veces, hasta el corazón.

1 reacciones verbales:

Por si te interesa, yo me dedico al noble arte de las caricias terapéuticas y en breve abriré mi propio espacio para recibir a clientes en Triana.

PD:Bello artículo cargado de emoción y lirismo
Luismi.

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