Por la música, las pasiones gozan de ellas mismas. Más allá del bien y del mal.
El poeta pone en juego el instinto de conocimiento, el músico le deja descansar. ¿Pueden realmente coexistir el uno al lado del otro? Cuando nos abandonamos a la música no hay ninguna palabra en
nuestra cabeza, lo cual es un gran alivio. Tratados filosóficos.
La buena música no tiene nunca un "público"; no es ni puede ser para el público; es cosa de elegidos. Ecce homo.
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